lunes, 1 de abril de 2013

Yo… “renuncié al ejercito”
No ayudéis a la muerta,” a segar vidas”
I
Aquí estamos, atrincherados frente al enemigo
¡Con la lengua de la muerte en nuestras manos!
Esperando, que algún ser viviente, “caiga en sus garras”:
una planta más, finiquitando sus primaveras doradas.
¿Quién es el enemigo . La luz, o la oscuridad para nuestra alma?
¿Acaso no basta, el dolor que sufren las mismas plantas, las mismas huellas
en un amanecer sobre una tierra grisácea y desolada?
¿Quién somos nosotros, para ayudar a la muerte, sus cabezas segarlas?
Mirar...El espectro que lleváis a vuestras espaldas.
No hagáis apología de la valentía malvada, si con eso reclutáis vidas
para la paciente, felina y hambrienta Señora. “la Parca con su guadaña.”
Que vil, el dinero, ganado con el sudor del miedo a vuestras espalda
“que no os deslumbren,” ni ahogue la voz de vuestras almas.
Dios…Que se aleje de nosotros, esa infame sombra de la guadaña
Quiero volver a mi tierra, sin heroicidades, y mi corazón limpio
de sangre humana. Quiero la luz en mi corazón, de nuevas mañanas
Que desaparezca el baile de morteros, bombas y perdidas balas.
Quiero vivir el Amor… Por una fértil tierra de amor abonada.
Que los cuatro enclenques, anémicos y mal nacidos. ¡Endosados del Mal!
Con su materialismo, como serpiente, “nos embaucan y engañan”
para mantener a buen recaudo, su potestad custodiada.
A si, seremos sus secuaces y esclavos, para sus caprichos, y lo que se les venga en gana.
Que no nos deslumbre el vil metal, si no el resplandor de las almas
Uniros hermanos, para coger la luz de la vida, “fraternal y humana”.
II
Vosotros caballeros legionarios, que mecéis al “Cristo de la buena muerte”
¿Por qué, proporcionáis la muerte llena de oscuras sombras?
Sombras…Que alimentan vuestros miedos, ¿por qué, empuñáis el mecanismo
que derrumban vidas, sembrando la tierra, de yacientes cuerpos?
Para obtener al Cristo de la buen a muerte, y bañarse en su fulgurante
y eterna luz, poned: En vuestras jóvenes manos, olorosos claveles
que desahucien de vuestros corazones el perfume a pólvora.
Entonces si podréis hacer apología de: ése Cristo de la buenamuerte
porque sentiréis vuestra alma radiante de luz, y vuestras jóvenes
primaveras, eternamente sosegadas .
¡No matar, largar de vuestras manos, las armas!
¡Acariciad a la “rosa” con vuestros dedos! Y a si… se resplandecerá,
la sensibilidad y amor, en vuestras Almas.
8 de Julio 2012
El-Obrero-Poeta.

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