martes, 26 de octubre de 2010

El viento robó la rosa de mi cuerpo

Qué a solas me encuentro
entre las paredes vacías de mi cuerpo!

Muerto viviente, caminando
por las mareas negras de alquitrán.
Días opacos en mi deambular,
viento de faz serena y fría.
¡Devuélveme la rosa! que con tus manos
arrebataste de mi cuerpo.

¡Viento! devuélveme el perfume de sus pétalos,
para alimentar mi aliento.
Devuélveme querido viento,
la belleza que me robaste
dejándome triste cementerio.
Que los huesos de mi esqueleto
se engalanen de alegría,
desechando tristes y fríos atuendos,
y que vuelvan a la vida con ojos risueños.

¡Devuélveme mi rosa, querido viento
que prefiero sus espinas
que morir a solas en silencio!

¡Qué a solas me encuentro
entre las paredes vacías de mi cuerpo!

Viento ¡devuélveme mi rosa!
para llenar el vacío que dentro de mí siento;
porque sin amor no hay dolor
y si no hay dolor, mejor… ¡muerto!

II

¡Qué a solas me encuentro
entre las paredes vacías de mi cuerpo!

Qué triste melodía la de los cipreses,
al alba en mi camino… compañero.
¡Oh Dios!... viento, devuélveme la rosa
por la que suspiro, peno y muero

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