martes, 26 de octubre de 2010

No matemos el amor

Un rayo de sol,
Una gota de lluvia.
Tu, acariciando mi cuerpo, Yo, saboreando tu agua.

¡Somos briznas de hierba,
amándonos en brazos
del alba!

Una gota de rocío,
unos pómulos para a cobijarla,
un rayo de sol prisionero
de la oscuridad despechada.

Mi amor gota de rocío
se derrite cuando roza tu cara.

Mi cuerpo, gota de lluvia, Tu la tierra que absorbe asta secarla.
Mi amor… amor, si matamos el amor
con afiladas frases como navajas,
nuestros corazones llorarían su dolor
al ver su historia frustrada.
Por todas aquellas frases que se hienden
en nuestras almas como navajas
nuestro corazón lloraría de dolor
fomentado por esas afiladas palabras.

Esas cuchillas que hieren
las profundidades de nuestras almas,
esas malditas frases que envenenan y matan.
El castillo de nuestros sueños
con cimientos de caricias deseadas
en el amanecer de nuestro amor,
en arena se transformara:
¿Qué seriamos tú y yo
si el océano de nuestro viaje se esfumara?
Mi amor, no seriamos, ¡Nada!

II

Nada, sin ese mundo de besos,
Lloraríamos la sangre del desamor
Y la sequía de nuestras entrañas.
Nada, sin esa patria de caricias
Que los jinetes de nuestras manos
Por nuestros cuerpos apasionados cabalgan.

Enterremos las reyertas de doloridas palabras
Volvamos a ese tierno sol, que calienta la tierra
Haciendo fluir el agua de sus entrañas;
Esa tierra amorosa que su sed es calmada,
Naciendo es sus cuerpos la primavera floreada.

Si tú y yo, nos amamos
Nuestras almas quedarían colmadas
Nuestros cuerpos en el tren del éxtasis
Montes y praderas de nuestro aroma
Quedarían impregnadas

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